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Siete principios para permanecer en la Presencia de Dios

Siete principios para permanecer en la Presencia de Dios

Era un gobernante. Ocupado siempre. Unas veces atendiendo público, otras en reuniones de junta y, otra parte de su tiempo, definiendo estrategias de guerra. “Un ejecutivo moderno con una agenda atiborrada de compromisos”, diría alguien. ¡Ese fue el rey David!

Nadie puede negar que tuviera múltiples compromisos que debía atender cada día del año; sin embargo, el Dios al que amaba y servía, ocupaba el primer lugar en todo momento. Y aun cuando no le quedaban muchos espacios libres, sacaba tiempo— siempre— para buscar Su rostro y mantenerse en Su presencia. Desarrolló intimidad con el Padre celestial.

¿Cómo podía lograrlo? El rey David mediante siete principios, respondió a estos interrogantes que quizá usted se formula y que él mismo tenía presentes: “Señor, ¿quién puede adorar en tu santuario? ¿Quién puede entrar a tu presencia en tu monte santo?” (Salmos 15:1. Nueva Traducción Viviente)

Si alguien tan atareado pudo lograrlo, es decir, desarrollar intimidad con el Señor, puedo asegurarle que usted y yo también si ponemos en práctica estos sencillos fundamentos:

1. La rectitud

Un hombre que pasaba muchas horas tras el volante de un viejo taxi, saltó a la fama en Colombia de la noche a la mañana y, sin ser artista de cine, muchos noticiarios querían entrevistarlo.

¿La razón? Pocos minutos después que se bajara del auto un pasajero, descubrió que había dejado una maleta. Dentro tenía más de 10 mil dólares. Se devolvió rápidamente, entró al Centro Comercial donde había dejado a su cliente ¡Y le devolvió el dinero!

Personas así, con una rectitud a toda prueba, tienen entrada a esa dimensión sobrenatural de Dios, como declara el rey David al responder a la pregunta de ¿quiénes pueden adorar en el santuario del Señor? “Los que llevan una vida intachable…” (Salmos 15:2 a. Nueva Traducción Viviente )

Es necesario renovar nuestros patrones de comportamiento. Asumir una nueva actitud de vida. Apropiarnos de la rectitud, que aplicamos en todo cuanto hacemos.

2. La justicia

¿Está bien pagar una mercadería y evadir el impuesto Estatal? Esta pregunta se la formuló Ed Morales cuando el vendedor del almacén de cadena le dijo que sin factura, el teléfono móvil costaría cincuenta dólares menos.

No, prefiero hacerlo correctamente. Deme la factura, por favor— respondió.

Personas justas, que hacen lo apropiado en el momento oportuno, son aquellas que permanecen siempre en la presencia del Señor como enseña el salmista: “…y hacen lo correcto “ (Salmos 15: 2 b. Nueva Traducción Viviente)

No se deje arrastrar por los antivalores de la sociedad que le rodea. Usted está llamado a imprimir cambio, con un comportamiento distinto que habla mucho mejor que las palabras.

3. La verdad

Un amigo regresaba a casa después de un largo viaje, pero cometió lo que a la postre sería un error: transportó a una desconocida que encontró en una vía de acceso a la ciudad y a la que se le había averiado el auto.

Cuando estaba frente a un semáforo, mi esposa que iba en otro auto me vio. Me acusó de infiel y se fue de casa — , relató.

Aun cuando llevan seis meses separados y los intentos de regresar han sido vanos, Juan Esteban me decía que le asiste una tranquilidad enorme porque dijo la verdad. No mintió. Eso habría agravado el asunto. Vive en una pieza, pero su conciencia está tranquila. Es lo que se deriva de decir la verdad.

Dios ama a quienes obran y dicen la verdad, son éstas personas quienes avanzan significativamente en el proceso de desarrollar intimidad en Su presencia: “…los que dicen la verdad con corazón sincero.” (Salmos 15:2 c. Nueva Traducción Viviente)

Pese a que alrededor nuestro prevalece la mentira, no podemos caer en la misma dinámica. Es necesario ser transparentes en cuanto decimos.

4. No hablar mal de los demás

La comadre María se levantaba cada mañana para compartir las últimas noticias sobre los vecinos. Otras mujeres iguales que ella, se despertaban muy temprano para escucharla, con el pretexto de “arreglar el antejardín”.

Su audiencia crecía hasta que se metió en tremendo lío, y una de las personas a las que perjudicó con sus habladurías, llegó a agredirla. Ese día se dispersó el grupo de curiosas por conocer la vida de sus congéneres.

La Biblia enseña que están con Dios quienes “... no se prestan al chisme ni le hacen daño a su vecino, ni hablan mal de sus amigos.” (Salmos 15:3. Nueva Traducción Viviente)

Jamás hable mal de otras personas. No podemos pretender ir a la presencia de un Dios santo, en intimidad y oración, mientras los labios con los que elevamos clamor, están causando destrucción a quienes nos rodean.

5. Alejarnos de la maldad

La decisión de obrar maldad, es nada más que nuestra. Eso lo comprobó Julián cuando, al término de la jornada, un viernes, se vio tentado por una compañera de trabajo para ir a “otro lugar”. Es cierto, era atractiva, agradable y muy lanzada. Pero una y otra vez el amor por su esposa, habló a su corazón.

Lo siento, voy a casa. Amo a mi esposa y a mis hijos y no sería justo que les engañara— se dijo.

Sus compañeros de trabajo, que luego se enteraron del asunto, le calificaron de tonto por “no aprovechar la oportunidad”. Él sigue felizmente casado y convencido de que aquella, la decisión de no caer adulterio, fue su mejor decisión.

La Biblia enseña que quienes se alejan de la maldad, permanecen en la presencia del Señor: “Los que desprecian a los pecadores descarados, y honran a quienes siguen fielmente al Señor y mantienen su palabra aunque salgan perjudicados.” (Salmos 15:4. Nueva Traducción Viviente)

¿Está tentado de caer en pecado? Con ayuda del Señor Jesucristo puedo asegurarle que podrá huir victorioso de toda ocasión de caer en la maldad.

6. No aprovecharse de los demás

Un joven estaba necesitado de dinero para pagar sus estudios, y estaba vendiendo su teléfono móvil de alta gama por unos cuantos pesos para cubrir su necesidad. Alguien se aprovechó de la situación y le compró el dispositivo por muchísimo menos de su valor.

Luego me remordía la conciencia y hasta hoy, ese pensamiento no se quita de mi mente. Me aproveché de su necesidad; hoy es él, mañana puede ser un hijo mío— se lamentaba.

Si anhelamos desarrollar intimidad con Dios es necesario que no abusemos de quienes necesitan algo, como enseña el salmista: “Los que prestan dinero sin cobrar intereses…” (Salmos 15:5 a. Nueva Traducción Viviente)

Estamos llamados a imprimir cambios en nuestra sociedad a partir de un comportamiento justo; ayudando a quien lo necesite y no aprovechándonos de su escasez.

7. Ser intachable

En cierta ciudad peruana un juez era conocido por ser implacable. Sin embargo saltó a la primera página de los diarios cuando las autoridades pusieron al descubierto que fallaba muchos de los casos, fundamentado en los “favores” que recibía de los familiares de quienes estaban siendo procesados.

Dios ama a quienes son intachables. Aquellos que hablan de la fe y del Evangelio, pero que lo viven. Son ellos quienes desarrollan intimidad con Él, como enseñan las Escrituras: “y no aceptan sobornos para mentir acerca de un inocente.” (Salmos 15:5 b. Nueva Traducción Viviente)

Bajo ninguna circunstancia podemos abandonar nuestra condición de hombres y mujeres justos. Eso es lo que espera el Señor de nosotros.

No se aparte de Dios

Nuestro amado Dios y Padre debe ocupar el primer lugar en nuestros pensamientos y acciones. Si es así, tendremos intimidad en Su Presencia y podremos movernos en la dimensión sobrenatural que tanto anhelamos.

La Biblia enseña que quienes viven bajo sólidos principios de fe, que se reflejan en sus acciones, estarán ante el Padre celestial. “Esa gente permanecerá firme para siempre.” (Salmos 15:5 c. Nueva Traducción Viviente)

Es tiempo de traer cambio a su vida, y el crecimiento en todas las áreas: la conducta y espiritual, que genera armonía en su mundo interior e impacta positivamente a quienes le rodea. Sólo con ayuda de Dios podemos lograrlo.

Hoy es el día oportuno para que le abra las puertas de su corazón a Jesucristo. Puedo asegurarle que jamás se arrepentirá. Él será quien transforme todo su ser. No deje pasar este momento y recíbalo en su corazón como su único y suficiente Salvador.

Publicado en: Estudios Bíblicos


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