Siete pasos hacia la bendición financiera
José Daniel llegó a casa. Un domingo radiante. Hacía menos de cuarenta minutos había estado en la iglesia. Miró su billetera. Le acompañaban cinco dólares. Se encogió de hombros y siguió hacia la entrada de su apartamento. Aunque no quería admitirlo, se preguntaba por qué –ahora que era cristiano— parecía irle tan mal en las finanzas...
Si realizáramos una encuesta sobre cuántas personas asisten hoy a una iglesia en procura de bendiciones financieras, nos sorprenderíamos. Y la sorpresa toma como fundamento el que buscan prosperidad y dejan de lado lo fundamental: el Reino de Dios.
¿Qué es el Reino de Dios? Ese es el primer interrogante que debemos despejar antes de avanzar en el camino hacia la bendición financiera a nivel personal y familiar.
El Reino de Dios es el gobierno de nuestro amado Padre celestial en nuestra vida y su progresiva extensión hacia el gobierno de otras personas. Se hace realidad cuando Cristo Jesús mora en nuestro corazón; cuando le recibimos como nuestro Señor y Salvador.
Tener a Jesucristo en nuestra existencia, ocupando el primer lugar, es el fundamento esencial para comenzar a recibir bendiciones.
No hay fórmula secreta, sólo unos principios bíblicos
Infinidad de personas andan afanosas buscando el secreto para las bendiciones financieras.
Compran libros, escuchan prédicas, van detrás de conferencias que prometen un camino rápido hacia las bendiciones.
Pero, ¿debería ser así? Por supuesto que no. Lo fundamental, como enseñó Jesús, es buscar el Gobierno de Dios en nuestro ser: “ Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. ” (Mateo 6:33. NTV)
Si nuestra mirada se enfoca en el Padre, en caminar conforme a Su voluntad y en dar pasos firmes hacia el crecimiento personal y espiritual prendido de Su mano, vendrán abundantes bendiciones.
Insistimos: no hay fórmula mágica, sino unos principios que compartimos con usted:
1.- Honre a Dios con sus bienes. No pierda de vista el hecho de que usted y yo solamente somos administradores de todo cuanto Él nos dio. Por ese motivo, hónrelo con su economía: “Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.” (Proverbios 3:9, 10. La Biblia de Las Américas)
No sea mezquino con Dios. Siembre para extender el Reino. Es una forma de contribuir para ganar el mundo, cuando aportamos recursos para proclamar la Palabra.
2.- Permita que Dios ocupe el primer lugar en su vida financiera. Aun cuando haya suficiente en casa y no falte nada, pídale a Dios que sea Él quien haga su voluntad en cuanto al manejo del dinero.
La Biblia relata que los israelitas sólo pensaban en su bienestar y habían dejado de lado el preocuparse por el templo de Dios:
"¿Es acaso tiempo para que vosotros habitéis en vuestras casas artesonadas mientras esta casa está desolada? Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no hay suficiente para que os saciéis; bebéis, pero no hay suficiente para que os embriaguéis; os vestís, pero nadie se calienta; y el que recibe salario, recibe salario en bolsa rota. Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Considerad bien vuestros caminos. Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificado — dice el SEÑOR. Esperáis mucho, pero he aquí, hay poco; y lo que traéis a casa, yo lo aviento. ¿Por qué? — declara el SEÑOR de los ejércitos —. Por causa de mi casa que está desolada, mientras cada uno de vosotros corre a su casa. Por tanto, por causa vuestra, los cielos han retenido su rocío y la tierra ha retenido su fruto.” (Hageo 1:4-10. La Biblia de Las Américas)
Si Dios ocupa el primer lugar en nuestra vida, antes de invertir cualquier peso le consultaremos a Él, en cuánto a cuál es Su voluntad.
3.- Agradezca a Dios en todo tiempo. Así sienta que su economía no marcha como quisiera, desarrolle gratitud en su corazón y expréselo al Padre celestial en sus oraciones. El apóstol Pablo escribió a los creyentes de Tesalónica: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18)
Cuando hay gratitud en nuestra vida y agradecemos a Dios incluso cuando las crisis de carácter financiero tocan a nuestra puerta, Dios cambiará las circunstancias a favor de nosotros.
4.- Dependa de Dios para la provisión financiera. No es la lotería ni son los juegos de azar los que nos darán cuanto necesitamos. Es Dios. Acuda a Él en procura de provisión por cuanto Él dijo: "La plata es mía y el oro es mío, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. “ (Hageo 2:8. NTV)
Si el es dueño de todo cuanto hay alrededor, nos puede dar lo que necesitamos. Pero así como debemos tener un corazón grato, es necesario que desarrollemos una dependencia total de Su provisión.
5.- Dele a Dios lo mejor. Cuando vaya al servicio en la iglesia, por ejemplo, no ande buscando monedas para la ofrenda. Disponga en su corazón ser generoso.
¿Recuerda a Abel? Buscó ofrendar a Dios lo mejor de lo mejor: "Cuando crecieron, Abel se hizo pastor de ovejas, mientras que Caín se dedicó a cultivar la tierra. Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor. Abel también presentó una ofrenda: las mejores partes de algunos de los corderos que eran primeras crías de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda, pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.” (Génesis 4:2-5. NTV)
Quien camina en un nivel de bendición y desea permanecer en ese mismo sendero, debe desistir de una actitud mezquina para con Dios, y darle lo mejor.
6.- Alimente la disposición de dar sin la ambición de recibir. Cuando usted trae las ofrendas a Dios en el altar, ¿qué espera? ¿Bendiciones? Permítame decirle que quizá esconde sólo ambición.
Nuestro amado Señor Jesús enseñó: "Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.” (Lucas 6.38. NTV)
Dios conoce nuestro corazón (Cp. Romanos 8:27). No dude que Él sabe si hay intereses ocultos detrás de cada peso que ofrendamos. Pero otro elemento importante: Él conoce nuestras necesidades, y sin duda proveerá en abundancia para suplirlas, hasta que sobre y abunde (Cp. Filipenses 4.19)
7.- Cambie su actitud al ofrendar a Dios. El evangelista Lucas relata: "Mientras Jesús estaba en el templo, observó a los ricos que depositaban sus ofrendas en la caja de las ofrendas. Luego pasó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas. «Les digo la verdad — dijo Jesús— , esta viuda pobre ha dado más que todos los demás. Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía».” (Lucas 21:1-4. NTV)
Uno de los elementos clave es esta escena, es la actitud de quienes ofrendaban. ¿Lo hacían para Dios o simplemente para cumplir un requisito? Es importante que de manera honesta se evalúe y descubra qué motivación y cuál es su actitud detrás de cada vez que ofrenda.
¿Por qué razón no recibimos bendiciones?
Cuando alguien me pregunta: ¿Por qué no somos bendecidos?, le explico por la Biblia cuáles son las razones esenciales:
a.- Cuando Dios creó la tierra, generó las condiciones para que hubiese abundancia (Génesis 1:27-31)
b.- El pecado del género humano, representado en Adán y Eva, trajo maldición a la tierra (Génesis 3:17-21)
c.- El pecado llevó a que la tierra produjera pero con gran esfuerzo del hombre.
d.- Por su infinita misericordia, Dios prometió que a pesar del pecado del hombre, la tierra seguiría produciendo (Génesis 8:22)
Si bien es cierto el pecado trae maldición financiera, la obra del Señor Jesús rompió todos los decretos que había en contra de nosotros y de nuestra descendencia:
"Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2.13-15. NTV)
Reciba en su vida la obra de Cristo Jesús en la cruz y rompa con toda maldición financiera que detiene las bendiciones de Dios.
Renuncie en oración a todo pacto o práctica ocultista que haya hecho, y que ha traído problemas a sus finanzas. También en oración, declare sin poder toda maldición que ha heredado. Recuerde que Jesús nos hace libres de las maldiciones y nos bendice rica y abundantemente en todas las áreas, porque el propósito eterno de Dios es bendecirnos con lo mejor de lo mejor.
Y si aún no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, es hora de que lo haga. Ábrale las puertas de su vida y acepte sobre usted y su familia, la obra redentora que hizo en la cruz. ¡Jesús vino a traernos libertad desde hoy y para siempre! ¡Ábrale su corazón a Jesucristo! No deje pasar esta oportunidad.
Publicado en: Estudios Bíblicos
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