Las consecuencias de la maldad nos persiguen a todas partes
Las consecuencias de la maldad son como una sombra gigantesca que nos sigue a todas partes. En la Biblia aprendemos qué frutos trae, que, de hecho, afectan nuestra vida personal y espiritual.
Las consecuencias de la maldad son como una sombra gigantesca. Es hora de identificar en qué estamos fallando y, con ayuda de Dios, ponernos a renunciar a la maldad y emprender el proceso de cambio.
El robo fue rápido. Cuestión de segundos. La mujer se enteró tras sentir el jalón. Gritó. Reaccionó con terror e indignación. El ladrón emprendió la huida. Era veloz como un galgo. ”No hay nada qué hacer”, dijo un transeúnte.
Lo capturaron media hora después. El joven, después de cometer el delito, se detuvo a comerse un tamal y beberse una gaseosa. No pudo pasar desapercibido, aunque se había cambiado de camisa. Los hechos ocurrieron en la ciudad de Guerrero, en México.
NADA QUE QUEDE OCULTO
Cuando el ser humano actúa con malicia, sus hechos lo persiguen y, necesariamente, paga las consecuencias.
El Señor Jesús advirtió que:
"Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.” (Marcos 4: 22 | RV 60)
Causarle daño a los demás, trae sus consecuencias. Es una ley infalible de la vida que se reafirma en el Reino de Dios:
"Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, Y el número de sus años está escondido para el violento.” (Job 15: 20 | RV 60)
Ronnie por muchos años comerció con drogas en Connecticut, en los Estados Unidos. Reconoce que no podía dormir en paz. “Me despertaba a medianoche con la sensación de que la policía estaba alrededor de la casa”.
Sin embargo, al día siguiente, estaba en las calles distribuyendo crack, cocaína o heroína. Le importaba poco que hombres y mujeres vivieran atados a las redes del vicio, dejando a sus familias desprotegidas.
“Mi vida cambio cuando recibí a Cristo. Eso fue en la cárcel. Me capturaron un día cualquiera y sólo cuando intentaron matarme otros presos, volví la mirada a Dios”
Ahora vive tranquilo. Las condiciones han cambiado. Vive en paz, con Dios y con quienes le rodean.
LÍBRESE DE LAS CONSECUENCIAS DE LA MALDAD
Las consecuencias de la maldad son como una sombra gigantesca que nos sigue a todas partes. En la Biblia aprendemos qué frutos trae, que, de hecho, afectan nuestra vida personal y espiritual:- La maldad produce intranquilidad (Isaías 57:20-21)
- La maldad puede producir enfermedades físicas (Salmos 38:5-8)
- La maldad roba la paz interior (Salmos 38:5-8)
- La maldad trae como consecuencia que a la persona le vaya mal siempre (Proverbios 13:15-22; Lamentaciones 1:20-21)
- La maldad se convierte en una atadura (Juan 8:34; Proverbios 5:22)
El apóstol Pablo lo expresó en los siguientes términos:
"¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno {como} esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16 | RV 60)
Hasta tanto comprendamos las consecuencias de los errores, podemos tomar la decisión de reorientar nuestra vida. En ese proceso no estamos solos. Dios desea ayudarnos. El primer y más importante paso, es abrirle las puertas de nuestro corazón al Señor Jesucristo y permitir que Él nos guíe en cada nuevo paso.
Podremos apreciar los resultados en nuestra vida personal, espiritual y familiar, y alcanzar la paz interior que tanto anhelamos.
Publicado en: Estudios Bíblicos
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