Infidelidad, puerta de entrada a la crisis conyugal
Cuando Raúl se metió a la ducha, pasadas las cinco de la mañana y en la premura que le caracterizaba todos los lunes ante la inminencia de un comité de ejecutivos en su oficina, Marye hizo como que salía del cuarto pero— segundos después y con los pasos de un gato en la madrugada— regresó.
Tomó el teléfono móvil de su esposo y con la rapidez de un cajero de banco, tecleó y pronto estaba en la sección de mensajes de texto. Había tres, dirigido a alguien que llamaba “princesa”. Ese fue el detonante para descubrir que era infiel.
Todo el día pensó que hacer. En la noche, al cenar, tocó el tema de si estaba cansado con ella.
— Sabes que no estás atado conmigo. Puedes irte cuando consideres que ya terminó todo — , dijo con sutileza.
— No digas tonterías, Marye, sabes que te amo… — se defendió el marido.
No dijeron más por algunos minutos. Luego el tema. Recurrente. Intrépido. Travieso. La mujer terminó con la frase de cajón:
— Descubrí que tienes una amante… —
— Estás loca, mujer. Sabes que te amo— insistió Raúl, pero a partir de ese momento, como si un fino cristal se hubiese roto, todo cambió. La desconfianza comenzó a reinar en la pareja.
Raíces de la infidelidad
Infidelidad, a través de medios poco convencionales. Un tema que a veces queremos eludir, que tiene raíces profundas en la inconformidad, falta de valoración del cónyuge o simplemente— la irresponsabilidad de querer vivir una aventura…
Una reciente encuesta realizada en Australia reveló que el 25% de los usuarios de celulares descubrió que su pareja le era infiel, acudiendo a los mensajes de texto. El sondeo fue elaborado por una empresa de telefonía entre más de 1.200 personas adultas. El 10% de los mensajes dirigidos por ese medio se orientaban al cónyuge o al amante. Cuatro de cada diez usuarios utilizan éste medio para dirigir palabras melosas, dirigidas a quien no es su pareja.
Un tema de siempre: la fidelidad
La validez e importancia de la fidelidad no han pasado de moda. Por el contrario, siguen tan vigentes como ayer. La infidelidad destruye matrimonios, hiere a las personas y en nosotros, produce una sensación de fatiga, insatisfacción y culpabilidad. ¡Cuántos dolores de cabeza nos ahorraríamos si tuviéramos la sabiduría para medir nuestros actos!
Ser fiel es un principio de vida. Una pauta para el éxito, personal y familiar. Dios lo enseñó a través de uno de los profetas más impactantes de la antigüedad, pero no por ser de siglos atrás, menos importante. Por el contrario, más vigente hoy que nunca.
“Otra cosa que ustedes hacen es inundar de lágrimas el altar del Señor; lloran y se lamentan porque él ya no presta atención a sus ofrendas ni las acepta de sus manos con agrado. Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud.” (Malaquías 2:13-25)
Es hora de que reflexione sobre lo que está haciendo. Tal vez nadie se ha enterado. Es más, quizá nadie lo sospechará jamás, pero usted sí lo sabe: está dando cabida a la deslealtad. Y esa inclinación, puede llevarle a terribles consecuencias. ¡No arriesgue a sus hijos!!No traiga dolor a su familia!
Si necesita fortaleza, pídasela al Señor Jesucristo. Él es el mejor amigo de la familia. No solo le ayudará a salir de la situación, sino que le dará la victoria en todo cuando necesite, sueñe y emprenda…
Publicado en: Estudios Bíblicos
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