Cinco consejos para predicar sermones poderosos
Piense por un instante en la enorme responsabilidad que implica preparar un sermón, y el segundo paso, que reviste igual importancia, el momento de presentar el mensaje a una audiencia.
El compromiso es grande. Debemos responder ante Dios por la forma como enseñemos los principios contenidos en la Biblia.
En el primer siglo el apóstol Pablo abordó el asunto cuando le escribió a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. ” (2 Timoteo 2:15)
Precisión, un término clave. Significa ir al punto, no apartarse ni a derecho ni a izquierda. Ir en la dirección correcta.
Recomendaciones
Para predicar un buen sermón, que resulte influyente, comparto con usted los siguientes consejos:
1. Utilice ilustraciones a partir de metáforas e imágenes. Ayudan a generar condiciones para una fácil comprensión y asimilación de la enseñanza.
Sobre este punto, permítame citarle a la autora y conferencista, Barbara Oakley, quien explica:
“Encontré que los patrones maravillosos que utiliza el cerebro para procesar la información recibida a través de las metáforas y de las imágenes, son las mismos que se utilizan en el aprendizaje de materias o temas muy complejos.” (Baraba Oakley. Citada en el Diario El País. 08/05/2016. Colombia. Pg. C8)
2. Enfóquese en un tema específico. No salte de un asunto a otro porque confundirá a la audiencia.
3. No enseñe sobre un tema que usted mismo no entiende o no domina.
4. No comparta enseñanzas muy prolongadas. Basta que el mensaje tenga una duración entre 30 y 40 minutos. A partir de ese lapso, las personas tienden a perder la concentración.
5. Cuando termine un mensaje, tómese el trabajo de repetir los principios que ha compartido desde un principio. También puede hacer un resumen o síntesis.
Predicar, toda una ciencia con ayuda de Dios
Podemos tener todas las estrategias a mano para predicar, pero esta ciencia que demanda concentración y rigurosidad, perderá su eficacia si no oramos a Dios en procura de Su divino respaldo. A través del Espíritu Santo el Padre ministra cada vida.
Hay otras recomendaciones sencillas que comparto con usted:
- Divida una enseñanza en pequeños segmentos para facilitar la asimilación entre los oyentes.- Proponga retos o tareas para la semana, partiendo de la enseñanza que ha compartido.- Procure eliminar las distracciones. Una nota graciosa está bien, pero su mensaje no puede girar alrededor de chistes porque generará dispersión en el mensaje.
Tenga presente que predicar es una enorme responsabilidad. Sobre esa base, pida la guía de Dios antes y durante la proclamación de Su Palabra ante una comunidad de creyentes. Si dependemos del Señor, tenemos asegurada la victoria.
Publicado en: Estudios Bíblicos
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